El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció que este año la temporada navideña comenzará oficialmente el 1 de octubre, adelantando por segundo año consecutivo las celebraciones. La decisión, según explicó en su programa televisivo, busca impulsar el comercio, fortalecer la cultura y brindar espacios de alegría en medio de las dificultades económicas. “Desde el 1° de octubre arranca la Navidad otra vez este año también”, expresó el mandatario.

Maduro destacó que en años anteriores la estrategia arrojó resultados positivos en lo económico, cultural y social, al tiempo que lo presentó como una manera de “defender el derecho a la felicidad” de los venezolanos.

El gobierno argumenta que esta práctica funciona como un alivio simbólico frente a la inflación, la escasez y las tensiones políticas. La medida suele acompañarse con programas sociales como la entrega de alimentos a través de los CLAP, ayudas, decoraciones y campañas culturales.

Sin embargo, sectores opositores, organizaciones religiosas y ciudadanos críticos sostienen que el adelanto navideño actúa como una distracción mediática frente a problemas estructurales como la inseguridad, los apagones, la falta de abastecimiento y la inflación. También advierten que destinar recursos a estas celebraciones en el actual contexto puede resultar cuestionable.

En el plano económico, la medida podría favorecer al comercio con un incremento anticipado en las ventas, aunque existe el riesgo de que los precios de productos típicos suban antes de lo habitual. En términos sociales, el adelanto podría mejorar el ánimo en sectores vulnerables si se acompaña de ayudas concretas, aunque también podría generar frustración si las promesas no se cumplen.

Más allá de los efectos inmediatos, el decreto refuerza la estrategia política del oficialismo de vincular su liderazgo con festividades y emociones colectivas.