Con la llegada de septiembre, los consultorios médicos de Santo Tomé y la región registran un marcado incremento de pacientes con síntomas de rinitis alérgica, conjuntivitis y problemas respiratorios vinculados a la primavera. Especialistas señalan que este fenómeno se repite cada año y está relacionado con la vegetación local y las condiciones ambientales propias de la estación.

La principal causa es la liberación de polen de árboles, pastos y malezas, que se intensifica entre agosto y octubre en el Litoral. Estas partículas microscópicas, al ser inhaladas, generan reacciones en personas alérgicas. A ello se suman los vientos característicos de septiembre que dispersan polen y polvo, los cambios bruscos de temperatura que irritan las vías respiratorias y el aumento de la humedad que favorece la presencia de ácaros y hongos en los hogares.

Aunque Santo Tomé no cuenta con estaciones de medición de polen, estudios en la región pampeana y litoral muestran que los picos ocurren entre agosto y octubre. Dada la similitud climática con Santa Fe capital y Sauce Viejo, se estima que el impacto es equivalente en toda la zona. Médicos alergistas confirman que en estas semanas crecen notablemente las consultas por estornudos, congestión nasal, picazón ocular y crisis asmáticas.

Los especialistas recomiendan ventilar los ambientes en horas de menor polinización, mantener limpios filtros de aire, aspirar con frecuencia, evitar secar ropa al aire libre en días ventosos, usar anteojos de sol y acudir a consulta médica para evaluar el uso de antihistamínicos o sprays nasales.

Las alergias estacionales ya no se consideran un malestar pasajero, sino un problema que afecta la calidad de vida, el rendimiento escolar y laboral. Por eso, el ámbito sanitario local insiste en la importancia de la prevención, la atención oportuna y la educación comunitaria.