El pasado miércoles 27 de agosto de 2025, Bruno Rodríguez recibió su título de Ingeniero en Sistemas de Información en la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Santa Fe, convirtiéndose en el primer graduado con discapacidad visual en alcanzar esa meta en dicha institución.

Este logro significó más que una titulación académica: fue el fruto de una década de perseverancia, junto al apoyo incondicional de su familia, compañeros, docentes y el área de accesibilidad.

Bruno perdió la vista a los dos años como consecuencia de un retinoblastoma. A lo largo de su formación pasó por escuelas convencionales y adaptadas, aprendió Braille y utilizó tecnologías como lectores de pantalla que fueron esenciales para su desarrollo académico.

Desde su ingreso a la UTN alrededor de 2015, la universidad desplegó un sistema de acompañamiento que incluyó tutores, adaptaciones de contenidos y metodologías inclusivas. En materias como Dibujo Técnico se crearon maquetas en 3D; en otras, los textos fueron adaptados para ser leídos por el lector de pantalla; y se desarrollaron herramientas tecnológicas específicas como “BruniFIRE” para que pudiera programar.

Más adelante, se creó el sistema SIMAE (Sistema de Marcado Estructural de Código Fuente para Programadores con Discapacidad Visual), que proporciona información contextual adicional en el código para facilitar su comprensión mediante lectores de pantalla. Este desarrollo fue probado y mejorado con la participación de usuarios con discapacidad visual, y se difundió públicamente mediante un sitio web accesible.

Bruno ya trabaja como desarrollador en una empresa local (Diveria), y uno de sus proyectos laborales fue utilizado como trabajo final de carrera.

Su paso por la UTN no solo marcó un hito en lo personal, sino también motivó el diseño de nuevas políticas institucionales en materia de accesibilidad. El actual secretario de Gestión Institucional de la UTN Santa Fe, Román Llorens, incluso iniciará una tesis doctoral sobre accesibilidad en carreras de ingeniería, tomando el caso de Bruno como punto focal.

En sus propias palabras: “Se hizo largo, pero después de tanto tiempo, lo logré”. Bruno no se ve como un pionero, aunque reconoce que su graduación abre un camino para otros jóvenes con discapacidad visual: “Nunca me encontré con un ‘no se puede’. Siempre buscaron otra manera”.

Su historia representa un ejemplo de inclusión real, transformadora, y de cómo las barreras educativas pueden derribarse con voluntad, innovación y compromiso compartido.