Santo Tomé, 5 de septiembre de 2025 – Especialistas en salud destacan que incorporar la caminata diaria es una de las prácticas más beneficiosas para personas de mediana edad en adelante. Más que un pasatiempo, se trata de una herramienta clave para prevenir enfermedades crónicas, fortalecer la salud mental y promover el bienestar general.

Numerosos estudios indican que caminar entre 30 y 40 minutos al día ayuda a reducir la presión arterial, controlar el colesterol y mejorar la sensibilidad a la insulina, disminuyendo el riesgo de diabetes tipo 2 y afecciones cardiovasculares. También fortalece huesos y músculos, favorece la movilidad y contribuye a mantener la autonomía en la adultez mayor.

El impacto positivo se extiende al plano psicológico. Caminar al aire libre estimula la liberación de endorfinas, lo que ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y los síntomas de depresión. Además, la actividad física moderada ha sido vinculada con una menor incidencia de deterioro cognitivo y demencia en edades avanzadas.

A diferencia de otros deportes, caminar no requiere de equipamiento costoso ni de lugares específicos. Con calzado adecuado y disposición de tiempo, es posible realizarlo en parques, plazas o recorridos urbanos. Para quienes retoman la actividad tras un período de sedentarismo, los médicos aconsejan comenzar con paseos cortos y aumentar progresivamente distancia y ritmo.

En conclusión, caminar es mucho más que un ejercicio sencillo: es una inversión en salud y calidad de vida. Adoptar este hábito en la mediana edad contribuye a prevenir enfermedades, mejorar el ánimo y mantener la independencia, con beneficios que impactan tanto en el individuo como en el sistema sanitario.